[NOTA: a partir de ahora cada vez que me refiera a una clase de "Danza y juegos populares" pondré al principio del título "Danza", mientras que si no digo nada estaré hablando de la unión de las asignaturas "Didáctica del Juego Motor e Iniciación Deportiva" y "Educación Física y su Didáctica II"]
Aquí estoy de nuevo dispuesto a contar con pelos y señales qué ha pasado esta tarde en el pabellón.
La clase de hoy, como la de la semana pasada, ha constado de dos partes claramente diferenciadas: práctica y reflexión de la misma. Por haberme pasado diez minutos intentando encontrar un aparcamiento (¡ah, qué sensación más bonita esa de freírse en un zulo rodante a las tres de la tarde mientras buscas sin éxito un hueco que no sea una parada de autobús ni una puñetera línea amarilla!) no he podido llegar a tiempo a la explicación que Carmen ha dado de la actividad a realizar. Consecuencia: dar buena parte de la clase más perdido que Marco en el día de la madre, sin saber exactamente qué hacer. Y es que el asunto tenía su miga. Consistió en que, por grupos, se nos daban pegatinas en las que figuraban diversos personajes de series de dibujos animados actuales (supongo que para que sean más fáciles de diferenciar por los hipotéticos alumnos), y se establecían una serie de juegos para cada uno de ellos (que iban desde las chapas, el elástico o la gallinita ciega hasta saltar una cuerda o bailar un trompo). Uno de los miembros del grupo era el "anfitrión", es decir, el que explicaba el primero de los juegos a los visitantes de las otras estaciones. En cuanto más o menos había un consenso de las reglas a realizar se efectuaba una breve simulación hasta que la profesora nos decía que cambiásemos de estación, pasando a ser ahora uno de los antiguos visitantes el que explicase a los demás del grupo el siguiente juego. En cada uno había un sobre en el que constaba su nombre y un espacio donde aquellos a los que les tocó escribieron sus reglas. Los demás podíamos poner en él distintas variantes o nombres con los que conocíamos el juego en cuestión.
Al terminarse las estaciones nos sentamos cada uno en su sitio delante de una pantalla que Carmen había preparado, y dio comienzo nuestra reflexión acerca de lo acontecido. Una de las primeras conclusiones que sacamos era que nuestro repertorio de juegos tradicionales dejaba mucho que desear: en mi caso desconocía las reglas de dos o tres de ellos, y cuando sabía cómo jugar mi técnica era pésima -por ejemplo, me costó horrores hacerle un nudo en condiciones al dichoso trompo-. Acto seguido hablamos acerca de los valores que se pretendían potenciar con la sesión de hoy: el diálogo, el consenso entre compañeros, la colaboración... También hemos debatido acerca del diferente papel de los juegos a lo largo de la Historia (concretamente el ejemplo de la peonza ha sido puesto a examen, habiendo sido a veces usado con fines muy distintos de los actuales).
Ya para terminar se nos ha puesto un powerpoint en la pantalla donde se hablaba acerca de lo que distinguía al juego, las características de la danza educativa, la valoración de la danza como un elemento de comportamiento psicosocial, etc. También seguimos ahondando en el trabajo del otro día de las definiciones de danza.
Acabo haciendo una breve apreciación personal: la asignatura me está sorprendiendo gratamente, a pesar de los temores que me infundía al principio su nombre. Algo que me gusta bastante de ella -por ahora, no voy a cantar victoria por si las moscas- es cómo está enfocado el tema de la danza. No sé, venía con la idea de que se iba a dar más importancia a la habilidad física/técnica al bailar, faceta en la que no soy precisamente John Travolta, más que a aspectos más teóricos -y más interesantes, a mi parecer- como la historia de la danza o la evolución de los juegos populares.
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2 comentarios:
Marcos,¡que currao! hasta con música, pero más que la música, (que no está nada mal), me está gustando tu sinceridad y tus reflexiones, y no te cortes...puedes ser todo lo crítico (constructivo, je,je...) que quieras. Carmen
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